Javier Martín
Operating Partner y Miembro del consejo Asesor
Javier Martín se incorporó al Comité Asesor de Nazca en 2020. Javier tiene gran experiencia en el mundo empresarial, y ha sido directivo y primer ejecutivo en compañías cotizadas en los sectores de Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones, Ingeniería, “Aeroespacial y Defensa” y Servicios Profesionales. Actualmente colabora en el seguimiento de IDP.
¿Cuál es tu experiencia?
Cuando terminé mis estudios de Ingeniero de Telecomunicación en la Politécnica de Madrid decidí fundar una Compañía de Ingeniería de Redes y Sistemas que diez años más tarde vendí a una multinacional cotizada del sector (Telindus). Después de 5 años de trabajar con ellos, me incorporé a Tecnocom como Consejero Delegado. Tecnocom era entonces una compañía cotizada que actuaba como “sociedad de cartera”. Conseguimos transformarla en una de las mayores multinacionales españolas del sector de Tecnologías de la Información. En el año 2017 Indra lanzó una OPA por el 100% de Tecnocom.
También he pertenecido a Consejos de Administración de otras Compañías Cotizadas o no de diferentes Sectores.
¿Qué ves diferencial en Nazca?
Definitivamente las personas. En Nazca además de la pura visión financiera es muy importante la componente humana. Así consiguen que los equipos gestores y el resto de accionistas de sus participadas se alineen en la creación de valor, lo que finalmente redunda en unas excelentes cifras de rentabilidad. No es un enfoque común en el mundo del Capital Riesgo.
¿Qué es lo que más te motiva de trabajar con un equipo gestor?
Por mi experiencia entiendo bien el día a día de la empresa, por lo que consigo mejorar el alineamiento entre el capital y el equipo directivo. Creo que la experiencia como ejecutivo ayuda a acercar la visión financiera con la realidad cotidiana de las compañías.
¿Qué retos tienen que tener en cuenta los emprendedores cuando consideran incorporar un fondo de capital privado?
El Capital Riesgo aporta una visión profesional del papel de accionista, lo que exige ser más riguroso en la gestión. Creo que la presencia de un inversor profesional en la Compañía ayuda a adoptar usos y costumbres que contribuyen a la generación de valor, pero es indudable que al que no está preparado le supone un esfuerzo inicial en muchos aspectos. Lo que sin duda les diría es que el resultado final es muy positivo y enriquecedor.